dimarts, 17 d’abril del 2007

“Al pan, pan, y al vino, vino”


El arzobispo de Madrid, Rouco Varela, ha decidido, siguiendo directrices del Vaticano, cerrar una parroquia de Vallecas (Madrid) que desde hace más de 25 años atiende a los colectivos menos favorecidos. Los curas de esta parroquia nombran al pan, pan, y al vino, vino. Por eso usan ropa de la calle o, en lugar de las finas hostias blancas, comparten una hogaza de pan. Y el vino, en lugar de ser tipo moscatel, según los cánones litúrgicos, es el vino de granel de la bodega del barrio. Jesús no era un sacerdote, ni un profesor universitario. Era un jornalero del campo que tomó conciencia de la realidad de opresión e injusticia que sufría su pueblo. Y puso en marcha un movimiento de seguidores que pretendía construir una sociedad justa, fraterna y solidaria. ¿Cómo eran las comidas de Jesús de Nazaret? En su mesa de la hermandad tenía silla todo el mundo, especialmente los excluidos y marginados de la sociedad. Su mensaje de liberación, el Evangelio (que significa “Buena Noticia”), infundía esperanza, unión y rebeldía en los desposeídos. Pero muchos obispos y curas han secuestrado el mensaje de Jesús, lo han manipulado y lo utilizan para domesticar y engañar a la gente. Con razón Marx dijo: “La religión es el opio del pueblo.” Se disfrazan de “gurús” y utilizan un lenguaje muchas veces incomprensible. Ahora vuelven a las misas en latín y los confesionarios, niegan la comunión a las personas que “viven en pecado” (divorciados, separados, parejas de hecho, homosexuales…), les gusta construir templos y dicen hablar en nombre de Dios y ser sus representantes en la tierra. Pero el Dios de Jesús de Nazaret es el Dios del amor, de la misericordia, de la justicia y de la libertad. Los dirigentes religiosos, en alianza con el imperio romano, crucificaron a Jesús. Tenían sus razones poderosas, les había llamado “raza de víboras y sepulcros blanqueados”. Ellos piensan que con la magia de sus ritos pueden manipular la presencia de Dios en una hostia y un cáliz. Pero ignoran que Jesús se hace presente “en el pan y en el vino compartido”. Una eucaristía vacía de justicia y de solidaridad no es la comida de Jesús, es magia y engaño.

Xavier Pedrós, militante de la HOAC